En México están en construcción o en planeación diversas plantas de generación de electricidad a gas natural en ciclo combinado (NGCC por sus siglas en inglés); al menos cinco plantas de cogeneración en instalaciones de PEMEX; la conversión de otras plantas de CFE (gas, combustóleo y carbón) , de manera que una política pública que obligue a la adaptación de sistemas de captura de CO2 en las mismas, además de las plantas cementeras y del hierro y el acero, pudieran proporcionar la cuota de CO2 que se necesitan para incentivar las operaciones de EOR con bióxido de carbón a nivel comercial, permitiéndole un 14% de su producción de hidrocarburos a PEMEX al año, a la vez que habilitaría el reducir las emisiones de CO2 a la atmosfera en al menos 50 MtCO2/año. Es una realidad que la tecnología CCUS es la única manera que apoya el uso de los combustibles fósiles y que incluye un medio de reducir sus Gases de Efecto Invernadero (GEI). Con estas estimaciones, se ve pertinente que México continúe con la implantación de la tecnología, no como una vía alternativa a la implementación a las energías renovables, sino complementaría a éstas. Para ello, México debe integrarse a los esfuerzos de investigación y desarrollo internacionales encaminados a reducir sus costos y hacerla más eficiente. México también debe enfrentar el reto de probar la tecnología y expandirla a nivel comercial para desarrollar otros procesos productivos asociados y compensar en alguna medida sus altos costos, a la vez que se detonen proyectos suficientes para contribuir en la cantidad esperada a la reducción de las metas de GEI. Así mismo es necesario continuar el esfuerzo para encontrar los lugares de mayor capacidad y más seguros para almacenar el CO2 geológicamente, en sus versiones de formaciones salinas.